El círculo vicioso de la cafeína
La cafeína nos ayude a mantenernos despiertos. Puede ser consumida a través del café, el té, las bebidas de cola, el chocolate o las píldoras, pero un exceso de cafeína puede ser perjudicial para la salud.
Si se consume en exceso podemos entrar en lo que se conoce como círculo vicioso de la cafeína. Este agente actúa como estimulante del sistema nervioso central, nos mantiene despiertos, pues bloquea la adenosina, una molécula inductora del sueño.
En el cerebro, las neuronas tienen receptores específicos para esta molécula. Cuando la adenosina conecta con las neuronas, estas inician un complejo proceso que se percibe como cansancio.
La cafeína es una antagonista de la adenosina, y realiza la misma función, sustituyendo a esta. La cafeína es tan similar a la adenosina que ocupa sus receptores, pero no los activa. Mientras la adenosina inhibe las neuronas, la cafeína estimula, pues inhibe al inhibidor.
El proceso de retroalimentación
Un consumo prolongado de cafeína fuerza al cerebro a adaptarse. El cansancio, que es una función necesaria para poder descansar y recuperar el organismo, se ve impedido, porque el cerebro se ve forzado a generar nuevos receptores de adenosina para que su efecto se siga produciendo.
Con el tiempo, es cada vez más necesaria una dosis mayor de cafeína para lograr el mismo efecto. Si el consumo de cafeína se detiene de forma brusca, el cerebro se queda con una cantidad alta de receptores de adenosina. Esto genera efectos no deseados como dolor de cabeza, cansancio extremo, fatiga, depresión del ánimo… que pueden durar varios días, hasta que el cerebro se regula y la cantidad de receptores de adenosina vuelve a la normalidad.
El asunto se complica cuando se consume cafeína para enfrentar la sensación de sueño. Si se duerme mal, a la mañana siguiente un café ayuda a despertar y estar alerta, pero cuando pasa el efecto del café, se vuelve a sentir sueño y cansancio, volviendo a tomar café.
Si la razón por la que se duerme mal no se ha identificado, a la mañana siguiente comenzará de nuevo la misma rutina de beber café. Con esto, el cerebro va desarrollando más receptores de adenosina para compensar, y con ello obligar a amentar la dosis de cafeína.
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